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Des-tradicionalización

  • Foto del escritor: vohaus
    vohaus
  • 12 ago
  • 2 Min. de lectura
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En el orden post-tradicional de la posmodernidad —incluso en las sociedades contemporáneas más modernizadas— las tradiciones no han desaparecido por completo. De hecho, en ciertos aspectos y contextos, estas florecen. Ahora bien, ¿en qué sentido o aspecto persisten las tradiciones en el mundo posmoderno?


De forma esquemática, la respuesta puede plantearse del siguiente modo:

En el mundo posmoderno, las tradiciones —ya sean antiguas o emergentes— existen dentro de una de dos estructuras posibles.


Las tradiciones pueden ser articuladas y defendidas discursivamente; es decir, justificadas como portadoras de valor dentro de un universo plural y competitivo de valores. Pueden ser defendidas en sus propios términos, en oposición a otras, o en un contexto más dialógico. En este marco, la reflexividad puede adoptar múltiples niveles, como sucede en aquellas defensas de la religión que destacan las dificultades de vivir en un mundo marcado por la duda radical.


Una defensa discursiva de la tradición no implica necesariamente la formulación de una verdad absoluta. Su consecuencia más relevante es la necesidad de estar dispuesto al diálogo, suspendiendo al mismo tiempo cualquier amenaza de violencia. De lo contrario, la tradición corre el riesgo de derivar en fundamentalismo.


En la búsqueda de nuevas perspectivas, la semiótica ha ofrecido una valiosa contribución, apoyada en las reflexiones de pensadores como Umberto Eco, Roland Barthes, entre otros. La semiótica, por su parte, se encuentra implícita tanto teórica como metodológicamente en estudios relevantes, especialmente en aquellos que pueden agruparse bajo el pensamiento posmoderno, como los de Kevin Lynch.


Desde esta mirada, la ciudad se interpreta como un texto a ser descifrado, no sólo por los visitantes, sino también por sus propios habitantes, quienes a menudo se sienten perplejos ante los sorprendentes descubrimientos y experiencias que pueden vivir.


Observar los núcleos urbanos desde una base teórica posmoderna permite descomponer el fenómeno en su constitución como imagen —es decir, la ciudad en sí— y en los imaginarios que confluyen en lo urbano. En la ciudad y en lo urbano, como construcciones de sentido, la reflexión busca evaluar la presencia o ausencia de una especificidad contemporánea en lo relativo al tiempo, al espacio y a la visualidad.


El reto de dicho análisis nos conduce a la esencia del rescate, la reconstrucción, la preservación y la perennización de la tradición.


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